Descubren la torre que da nombre al ‘Castell de la Bleda’, propiedad de la Familia Torres

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El Castell de la Bleda, la propiedad de la Familia Torres situada en el término municipal de Santa Margarida i el Monjos, en el Penedès, ya tiene torre. La intervención arqueológica que se ha llevado a cabo en este edificio histórico catalogado ‘Bien cultural de interés nacional’, ha permitido descubrir la base de una torre de defensa medieval que podría datar de la segunda mitad del siglo X o principios del siglo XI. Este es uno de los descubrimientos más significativos que revela el informe preliminar de las excavaciones y sondeos realizados en diferentes estancias de la casa, donde también se han encontrado evidencias de ocupaciones de íberos y romanos.

La Familia Torres adquirió el Castell de la Bleda el 2016 con el objetivo de preservar el patrimonio arquitectónico del Penedès y destinar las viñas que lo rodeaban al cultivo de la variedad ancestral moneu. Las obras de consolidación del edificio que se tuvieron que llevar a cabo a principios de año ante el riesgo de derrumbamiento, hicieron aflorar materiales arqueológicos de gran interés. El arqueólogo Xavier Esteve, de la empresa Tríade Serveis Culturals, comenta que “esta intervención ha permitido avanzar en el conocimiento de las ocupaciones antiguas y las diferentes maneras de entender y explotar este emplazamiento” y define el conjunto arqueológico del Castell de la Bleda como “un compendio de 2.500 años de historia vitícola sin interrupciones”.

Según Esteve, el yacimiento ‘La Bleda’ es un asentamiento íbero-romano conocido desde los años 30, cuando se documentaron los primeros hallazgos de material cerámico que confirmaban la existencia de un pequeño asentamiento rural de los íberos y, posteriormente, de una villa romana. Del año 994, en la Alta Edad Media, data la primera mención documental del topónimo de la Bleda, donde ya se habla de la existencia de viñas en este paraje. En el año 1121 se documenta por primera vez del Castell de la Bleda, que se habría construido durante la consolidación del Condado de Barcelona en el sur del Llobregat. El señorío del castillo pronto explotaría los terrenos del entorno con la construcción de un molino.

Una singular torre medieval
Para Esteve, la torre descubierta bajo tres de las estancias de la casa ha resultado sorprendente tanto por la forma que presenta, muy poco frecuente, como por sus dimensiones. La parte conservada de la torre consiste en una estructura maciza de piedras y mortero de cal con dos extremos semicirculares unidos por segmentos rectilíneos, que mide nueve metros de largo por seis de ancho.

Su situación en medio de la plana penedesenca se encuentra plenamente justificada al tratarse de un emplazamiento estratégico, con amplio control visual de su entorno, justo sobre el río Foix, en un punto desde el que se controlan algunas de las principales vías de comunicación de la plana. Los dos potentes muros que se adosan exteriormente a la torre, así como un pavimento empedrado también exterior, hacen pensar que las fortificaciones de esta torre se
fueron ampliando hasta convertirse en un auténtico castillo.

Acabada la Edad Media, es probable que el castillo dejara de ser una fortificación para transformarse en una masía. La edificación de planta cuadrada de grandes dimensiones que ha perdurado hasta la actualidad se habría construido a finales del siglo XVII sobre las ruinas del castillo y de la posible masía posterior, manteniendo el nombre original de Castell de la Bleda.

Finca con historia para la variedad ancestral moneu
La finca del Castell de la Bleda ocupa una superficie de 19 hectáreas de terreno y está ubicada a poca distancia de Mas La Plana, viñedo insignia de la Familia Torres en Pacs del Penedès. La finca se ha destinado mayoritariamente al cultivo de la moneu, una variedad de uva tinta ancestral autóctona del Penedès recuperada por la Familia Torres en el marco del proyecto de recuperación de variedades pre-filoxéricas iniciado hace más de 30 años. Se reintrodujo de manera experimental en el año 2016 por medio de la técnica del reinjerto aéreo y en los dos años siguientes se ha ido extendiendo la plantación.

Según Miguel Torres Maczassek, quinta generación de la Familia Torres, “la moneu, y otras de las variedades ancestrales que hemos recuperado, tienen probablemente su origen en la Edad Media, durante el período cálido del siglo X al XIV, por este motivo son variedades que resisten muy bien la sequía y las altas temperaturas, reteniendo unos buenos niveles de acidez. Esto hace que sean especialmente interesantes de cara al futuro”. Y añade: “es muy emocionante desgranar la historia que esconde el Castell de la Bleda y comprobar que siempre ha estado
vinculada con el mundo del vino”. Actualmente, la Familia Torres está estudiando posibles usos
de este edificio histórico.

 

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