Mallorca es muy conocida en su vertiente turística pero no tanto en su aspecto enológico. El suave clima mediterráneo, con 300 días de sol al año y sus fértiles tierras consiguen unos viñedos muy cuidados, que combinan la tradicional vid mallorquina con la elaboración más moderna. Este es el caso Macià Batle, cuya primera bodega se fundó en la localidad de Biniali el año 1856, de la mano del señor Maciá Batle, tatarabuelo del actual director, Ramón Servalls Batle. Hoy en día la nueva bodega se encuentra en Santa Maria del Camí desde 1996.
Erika Leiliani, sumiller de esta bodega, nos ayuda a conocer sus vinos y todas las características.
– ¿Cuántas hectáreas de viñedo tiene la bodega y cuáles son las peculiaridades de estas tierras?
Explotamos directamente unas 100 hectáreas de campo; y, además, compramos uva a los viticultores locales. Nuestra tierra, “Call Vermell”, es el punto clave para nuestros sabrosos caldos, ya que es una tierra roja, muy mineral y caliza.
-¿Qué tipo de uva es la que cultiváis y por qué?
Principalmente cultivamos uvas autóctonas mantonegro, prensal y gorgollasa son una muestra viva de nuestro clima
mediterráneo; aunque también, gracias a los 300 días de sol al año que mima nuestras tierras,
es posible sembrar variedades internacionales pero con carácter mallorquín tales como el merlot, cabernet sauvignon, shiraz, chardonay, sauvignon blanc, y muscat.
-¿Qué volumen de producción tiene Macià Batle?
Producimos un millón de botellas al año, aproximadamente.
-¿Y dónde lo distribuís? ¿Más porcentaje en España o fuera de nuestras fronteras?
Exportamos un 25% de nuestra producción, principalmente a Alemania, Reino Unido y Suecia. El resto del vino se queda en nuestra isla.
-¿Cuál es vuestra prioridad a la hora de elaborar el vino?
Que cuando nuestros clientes prueben el vino los transporte a Mallorca, que en cada sorbo de vino prueben la tierra, nuestro clima y el alma de nuestros vinos.
-En Macià Batle tenéis una especial vinculación con el mundo del arte, que relacionáis estrechamente con vuestros vinos. ¿Nos puedes explicar en qué consiste ese lazo entre ambos?
El vino es arte… lo vemos nacer al igual que una escultura o un cuadro; lo sentimos y lo tocamos. El arte despierta los sentidos al igual que el vino. Por eso, cada año realizamos etiquetas con distintos artistas de ámbito internacional, que elaboran una obra de arte para cada una de nuestras colecciones. Nos gusta plasmar nuestro corazón en la etiqueta y nuestra alma en cada sorbo.
-¿Los vinos de las islas son apreciados en el resto del territorio nacional?
Una vez que las personas aficionadas a los vinos de otras DO’s nos conocen, les es imposible no caer ante nuestros suculentos caldos.
-¿Realizáis durante el año alguna actividad encaminada al enoturismo?
¡Por supuesto! Nuestra bodega intenta ir de la mano con todo lo relacionado a la magia del vino. Hacemos rutas gastronómicas en nuestros viñedos; los clientes que viven esta experiencia tienen la oportunidad de subir en un tren antiguo, para viajar por el tiempo entre las viñas y olivos, haciendo paradas en 2 de nuestras fincas para maridar el vino con aceite y nuestros vinos dulces con postres típicos de nuestra isla.
-¿Qué previsiones de ventas y de desarrollo tenéis de cara a este 2017?
El 2016 ha sido una vendimia extraordinaria, lo que repercutirá directamente en nuestras ventas. Confiamos en que el sector turístico seguirá en alza en nuestra isla y tenemos planes para seguir desarrollando el tema de enoturismo en nuestra bodega.
-¿Cómo ves el sector del vino, de cara al futuro?
El sector del vino siempre es prometedor, mientras tengamos una buena tierra y, por ende, un buen producto. En el año 1863 Mallorca fue uno de los principales motores en tema de producción y exportación de vinos; trabajaremos para lograrlo de nuevo.
