Vaélico, el equilibrio de las uvas Bruñal y Juan García

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Vaélico es el fruto de la tierra en la que nace, un vino D.O Arribes, con personalidad propia. Elaborado con uvas  autóctonas de una región tan singular como el Parque Natural de Las Arribes del Duero, es un fiel reflejo de la tierra en la que crece y un proyecto familiar único.

La Bodega Pedro Gajate surge de la iniciativa de dos hermanos y un primo que alejados de su tierra, Sobradillo (Salamanca), deciden volver a su origen para recuperar los viñedos antes tan habituales en esa zona. En 2013 plantan una hectárea de nuevos viñedos de uva Juan García y Bruñal, y empiezan a recuperar viñedos, con más de 75 años de historia, que se han abandonado.

Poco a poco comienzan a trabajar la tierra con dos objetivos claros, reactivar la economía de la zona y respetar la naturaleza del producto. Por ello en la bodega Pedro Gajate no hay maquinaria agrícola, el viñedo se trabaja cepa por cepa y calle por calle.

El objetivo es claro, cada terruño tiene su personalidad propia y sus necesidades. La única manera de atenderlas es trabajarlo de forma manual, aunando las últimas técnicas en viticultura y un conocimiento en profundidad de los suelos de sus viñas.

En total se cultivan 2 hectáreas de las que se consiguen sacar las uvas Juan García y Bruñal para la elaboración las 4000 botellas anuales que se producen de Vaélico, una producción controlada para asegurar la máxima calidad del vino.

La vendimia también manual, se realiza en el momento óptimo de maduración fenólica, buscando el equilibrio entre el grado y ph de los mostos. Comienza la elaboración pausada.

Para lograr que el vino alcance la máxima expresividad en nariz y potenciar su color, se hace una maceración prefermentativa. Después se fermenta y macera a temperatura controlada. Una vez el vino obtiene la estructura necesaria se descuba y se deja decantar 24-48 horas para eliminar las lías gruesas.

Después se rellenan las barricas donde se produce la fermentación maloláctica y la crianza de 11 meses en roble francés y americano. Y todo ello se traduce en un vino color cereza con capa media.

Intenso en nariz con aroma elegante, complejo, a fruta negra (higos), chocolate y café con tonos balsámicos y ligeramente especiados. En boca es persistente, complejo, muy equilibrado. De una tanicidad sedosa, muestra un persistente y equilibrado final en boca.

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